“La vamos a liar parda” decía un joven sentado al ordenador. Estaba hablando de la huelga general convocada el 29 de septiembre contra la reforma laboral. Había creado un grupo en Facebook de apoyo a la huelga. No participó en los piquetes, no se manifestó por la tarde y estuvo trabajando en su casa (adelantando trabajo para el día siguiente, según sus declaraciones). Aún así mantenía que la había liado parda….
Está bien el activismo en la red, el ciberactivismo, las movilizaciones digitales… o como queramos llamarlo. Pero no es eso. Lo que se pide a los trabajadores en las movilizaciones es su participación activa, de su cuerpo, de su voz, de sus pancartas, de sus protestas y su lucha. El que los trabajadores se organicen para luchar por sus derechos es lo que les da la fuerza. Uno solo no consigue nada… por mucho que esta sociedad, cada día más individualista, crea que el esfuerzo personal, la abnegación del individuo y la reclamación personal logra mejoras estas no son reales y, de conseguirse, van en detrimento de las condiciones de otros trabajadores.
Lo que antes se llamaba la “lucha obrera” realizada mediante manifestaciones, huelgas, encierros, protestas y algaradas no ha perdido su sentido. Deben mantenerse estas formas de protesta. Pero también es cierto que la cultura digital nos aporta otro medio de comunicación y, más importarse, de comunicarse.
El cambio de la cultura digital no está en reproducir lo que antes hacíamos mediante las hojas informativas, los panfletos y las octavillas haciéndolo ahora con el correo electrónico o con el Facebook, o en los foros….no. El verdadero cambio de cultura es que ahora “el receptor” debe hacer algo. Leer un correo electrónico para informarse está bien. Pero eso no es cultura digital, no es activismo. Hay que hacer algo. El receptor, si queremos que sea un ciberactivista, debe hacer algo más. Sentarse en el ordenador y no actuar (compramos entradas de cine, herramientas de bricolaje, libros, ropa… buscamos presupuestos, comparamos, elegimos….) es quedarse en la superficie de la herramienta. Hay que llevar a que el trabajador haga algo, milite en su lucha por un mundo mejor. Pero ese “hacer algo” no debe limitarse a “reenviar” un correo o a hacer un comentario en un blog… se puede (y se debe) hablar con la gente, organizarse en pequeños grupos para informarse y dialogar, organizar pequeñas (o grandes) movilizaciones, reclamar en grupo… hay que señalar objetivos que la gente pueda cumplir (sin un gran coste) y que activen a su entorno. El activismo digital debe llegar al que no tiene ni ordenador ni móvil. No se trata de sumar. Se trata de multiplicar.
Continuará…
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